4. Material desechable: gasas, agujas, sondas, calzas, gorros, mascarillas, algunas batas, apositos, depresor lingual, sistemas de gotero, vendas, guantes, vasos, pañuelos, etc.
Material reutilizable: ropa de cama, fonendoscopios, esfignomanometros, endoscopios, , todo el instrumental quirurgico, el material metálico de odontología, etc.
5. Como existen muchos productos que se ofrecen en el mercado, es necesario,
previamente, evaluar y seleccionar aquel producto que satisfaga la mayoría de
las necesidades.
El propósito principal que debe alcanzar cualquier material para envolver
es, básicamente, el de contener los objetos, mantener la esterilidad de su
contenido y facilitar su presentación aséptica. Al mismo tiempo, debe ser
económicamente efectivo, ahorrando dinero a la institución.
Los siguientes criterios pueden resultar de ayuda para escoger un material
de empaque apto y eficiente.
Porosidad / permeabilidad
El material de empaque debe permitir que el agente esterilizante penetre y
salga del paquete mientras que, a su vez, provea una barrera bacteriana
realmente efectiva. El flujo del aire o permeabilidad se expresa en litros por
minuto cada 100 cm2. Mientras más baja es la cifra, menor será el
flujo del aire. El flujo del aire es necesario para asegurar la esterilidad de
los contenidos en el envoltorio; cuando la cifra es más elevada, el resultado
será mejor. Una buena penetración del vapor y del óxido de etileno, por
ejemplo, permiten lograr mejores condiciones de esterilidad en los materiales.
Por el contrario, son típicos de los papeles tales como el kraft, crepe,
pergamino, etc. el poseer una trama muy cerrada que no permite un adecuado
flujo del vapor o el gas empleado.
Una prueba muy simple es exhalar el humo de un cigarrillo a través de una
tela no tejida y repetir la experiencia con un papel. Esto le permitirá
apreciar las diferencias.
Fortaleza
Los factores que deben considerarse para medir la fortaleza de un
envoltorio para la esterilización son tres: resistencia al estallido, desgarro y
abrasión. La resistencia al estallido está referida a los pinchazos o posibles
punzaduras que producen las esquinas de las bandejas de instrumentos o el
instrumental empaquetado. La resistencia al estallido se mide a través del Test
de Mullen Burst. Este test emplea un aparato con un diafragma expansivo de
caucho de 1¼” que empuja progresivamente el material hacia arriba hasta que
éste, literalmente, estalla. La presión requerida se mide en libras por pulgada
cuadrada (PSI). Cuanto mayor es el valor, mejor será la resistencia que ofrece
el material. La resistencia al desgarrono es tan importante como la resistencia
al estallido porque las pruebas de resistencia al desgarro (test de Elmendorf)
sólo miden la fuerza que es necesaria aplicar para continuar el desgarro, pero
una vez que éste ya ha ocurrido. La resistencia a la abrasión, en cambio, es
muy importante en dos aspectos: tanto por la resistencia que ofrece el material
a la abrasión, como por el menor desprendimiento de pelusas o micropartículas.
Si el envoltorio de esterilización se desgasta con los roces, el material se
debilita y resulta más vulnerable a los agujeros y desgarros.
Pelusas o partículas
Se debe seleccionar un producto o material que no desprenda pelusas. Las micropartículas
de pelusa deben ser reducidas al mínimo en áreas donde el paciente está
sometido a procedimientos quirúrgicos. Un envoltorio para esterilización cuyo
material tenga un alto desprendimiento de pelusas es un riesgo potencial para
los pacientes. La pelusa sirve como vehículo para la transmisión de
microorganismos. Si penetra en los tejidos críticos del paciente causará una
reacción a cuerpos extraños, y puede penetrar en la sangre y causar embolia. Como
se mencionó anteriormente, la abrasión es una fuente importante de pelusas.
Otra fuente es la extracción mecánica de elementos fibrosos, por ejemplo, el
sacar la cinta que sella el paquete produce desprendimientos de pelusas. Lo
ideal es un material que tenga un coeficiente cero de desprendimiento de
micropartículas o pelusas.
Repelencia
El envoltorio para esterilización debe ser repelente a los líquidos tales
como el agua o una solución salina. Esto es para prevenir su penetración por
los líquidos y mantener la esterilidad del contenido. El test normal para medir
el grado de repelencia es el test de Mason Jar, que simula el uso crítico. La
capacidad de penetración de los líquidos en el material se testea colocando una
solución salina en un frasco de vidrio (Mason Jar) y se tapa su boca con el
material a examinar. El frasco se invierte sobre una base de vidrio y se mide
el tiempo requerido por el líquidopara penetrar el material.
Cuanto más prolongado es el tiempo medido en minutos y segundos, la barrera
protectora es más eficiente. Se requiere un mínimo de 30 minutos para ser
considerado aceptable. Además de la repelencia al agua, el envoltorio debe
demostrar resistencia y repelencia a los alcoholes. Debe considerarse este
aspecto ya que las soluciones más comúnmente usadas en los hospitales contienen
alcohol. Un procedimiento muy común consiste en colocar tres gotas de una
solución de alcohol en el material. Después de cinco minutos se observa si hubo
penetración. La solución inicial no debe contener alcohol; luego se va
incrementando de 10% en 10% de alcohol cada cinco minutos de exposición. La
repelencia al alcohol está medida en la solución con más alto porcentaje de
alcohol que no penetre la tela en un período de cinco minutos. Un 70% de
alcohol en la solución (rango 7) por cinco minutos se considera aceptable.
Memoria
Una vez que el paquete ha sido procesado y está listo para ser abierto en
el área estéril debe permitir su apertura fácilmente y mantener, al mismo
tiempo, la asepsia de sus contenidos. Todos los envoltorios tienen alguna
memoria, esto es la habilidad para mantenerse donde es puesto. Durante su
apertura, los extremos del envoltorio deben permanecer donde son colocados sin
que los bordes se vuelvan o regresen sobre el contenido del paquete (mala
memoria).
Facilidad de manipuleo
Los materiales no tejidos para envoltorio deben ser fáciles de manipular
durante todos los procesos de su uso. El material debe ser suave, dúctil y
permitir practicar un envoltorio sin ofrecer resistencias. La suavidad es
importante para prevenir la irritación de la piel del profesional que manipula
muchos paquetes por día. Los materiales que son duros y poco dúctiles tienen
bordes filosos que pueden causar pequeños tajos que constituyen una fuente de
contaminación tanto para el profesional como para el paciente.
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